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Magdalena Ruiz Guiñazú, la periodista que no necesitaba apellido

Fue periodista de gráfica, radio y televisión. A lo largo de su carrera, supo construir un longevo vínculo con buena parte de la sociedad argentina, en una familiaridad que le hizo perder su apellido: con nombrar su nombre de pila bastaba para que el grueso de los y las argentinas la reconocieran. No fue casualidad: durante décadas condujo en la primera mañana Magdalena Tempranísimo, primero en Radio Mitre y luego en Continental, además de haber estado al frente distintos ciclos periodísticos en la pantalla chica. En su rol de periodista, integró la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) que elaboró el informe Nunca Más. Abiertamente antiperonista, fue -sin embargo- una periodista que nunca dejó que su ideología le arrebatara del todo su “profesionalismo”, algo que en la actualidad parece estar en peligro de extinción entre muchos de sus colegas. A los 91 años, murió Magdalena Ruiz Guiñazú, una figura que atravesó el periodismo en el último medio siglo.

Repasar la vida y obra de Ruiz Guiñazú es recorrer la realidad argentina en los últimos 50 años, que ella narró a través de sus distintos trabajos como periodista. Claro que lo hizo a su manera y desde una perspectiva política y social que nunca escondió, con una visión que siempre fue más cercana al status quo que a las clases populares. Su concepción del mundo, clasista, tampoco fue casualidad: Magdalena fue la novena hija del exministro de Relaciones Exteriores y Culto Enrique Ruiz Guiñazú y de María Celina Cantilo Ortiz Basualdo. De hecho, vivió gran parte de su infancia en el extranjero, tomó la comunión en el Vaticano y estudió en el Sagrado Corazón. En una entrevista en Página/12, la misma Magdalena contó que junto a otras jóvenes de la Acción Católica en cuya revista Gente joven había trabajado como cadete, salió a vitorear la revolución del ‘55 al grito de “Cristo vence”.

–En el ‘55 era gorila? -le preguntó María Moreno.

–Como toda la juventud universitaria -le respondió Ruiz Guiñazú.

La vocación por la profesión que ejerció hasta sus últimos días, contó, surgió en ese contexto socioeconómico. “Mis hermanos se abonaron a Paris-Match y cuando yo vi esa revista, me fascinó y pensé: ‘Cómo me gustaría trabajar en eso’”, recordó años atrás. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en su adolescencia, primero en la revista de Acción Católica, para luego pasar por otras como Leoplan, Damas y Damitas, Vosotras y Maribel. Con los años, la periodista publicó algunos libros, como Huésped de un verano (1994), Había una vez… la vida (1995), ¡Qué mundo nos ha tocado! con el Padre Rafael Braun (2001), Historias de hombres, mujeres y jazmines (2002), Secretos de familia (2010), La casa de los secretos (2011), y Héroes de un país del sur, argentinas y argentinos que hicieron el siglo XX (2011).

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Sin embargo, fue en la radio donde marcó un estilo y se convirtió en una voz inconfundible para los argentinos. Entusiasta cronista, fue movilera en el noticiero Primera noche, que en el viejo Canal 7 condujo el periodista Antonio Carrizo. “Cubría muchos policiales y cuando había un crimen, me mandaban a mí: la última en haber entrado al noticiero”, contó. No pasó mucho tiempo para que en 1973 Cacho Fontana la convocara al histórico Fontana show, que fue el primer ciclo diario en tener móviles en la calle. Desde 1975 hasta 1977 siguió en Continental con La gallina verde, Dos en la noticia (con Silvio Huberman), que ya en soledad en la conducción derivó en Magdalena y las noticias, en el que estuvo al frente hasta 1985.

La asociación de la periodista con la primera mañana de la radio comenzó a tomar cuerpo en 1987, cuando pasó a Mitre para hacer su tradicional Magdalena tempranísimo, ciclo que estuvo dos décadas al aire en esa emisora, mientras que desde 2007 y hasta 2013 se emitió por Continental. Dueña de un estilo frontal y dinámico, son recordados los cruces al aire que cada tanto tenía con Aníbal Fernández durante el kirchnerismo, donde la conductora discutía fuertemente y chicanas de por medio con el por entonces Jefe de Gabinete. Su antikirchnerismo manifiesto quedó expuesto cuando en 2011, en una serie de entrevistas a candidatos presidenciales que hacía junto a Víctor Hugo Morales, lo acusó al aire de que recibía instrucciones desde la Casa Rosada. Esa acusación marcó el final del espacio conjunto y de la relación entre ambos. Más tarde, la periodista recalaría nuevamente en la AM del Grupo Clarín, primero como columnista de Jorge Lanata y luego con su ciclo Magdalena y la noticia deseada, que condujo hasta hace semanas.

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Más allá de su ideología, la cual nunca negó, uno de los principales cuestionamientos que recibió la periodista fue en relación a su tarea profesional durante la dictadura. Si bien siempre se mostró públicamente a favor de los Derechos Humanos y fue una de las dos mujeres en formar parte de la CONADEP (la otra fue Graciela Fernández Meijide), su desempeño durante los años de plomo también recibió cuestionamientos.

De hecho, pese a que al inicio de la democracia Hebe de Bonafini la había reconocido como “de las primeras en hablar de las Madres por la radio”, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo la incluyó entre los periodistas y medios que fueron “cómplices” de la dictadura, en un juicio popular que se montó en 2010 en la Plaza de Mayo. Allí, se emitió un fragmento del reportaje que la periodista le hizo a Jorge Rafael Videla, en 1977, con motivo de la cobertura del viaje que el dictador hizo a Estados Unidos. En el audio, se la escucha a la periodista decirle a Videla: “Justamente usted mencionaba hace un ratito, la forma distorsionada en que en el exterior se presenta nuestra realidad”, preguntándole si piensa viajar en persona «a donde el mundo necesite que la Argentina esté presente», criticando la supuesta campaña antiargentina.

En la pantalla chica, Ruiz Guiñazú fue conductora de Primera noche en Canal 7 junto a Antonio Carrizo, hasta que el secretario de prensa de Isabel Perón e integrante de la Triple A José María Villlone la hizo despedir aplicando la Ley de Prescindibilidad. Bajo la dirección de Cacho Fontana, Ruiz Guiñazú fue parte de Videoshow, un programa en el que un grupo de periodistas y camarógrafos de exteriores con grabadoras portátiles revolucionaron la TV argentina, tomando las escenas desde el lugar de los hechos, sin necesidad de trasladar las antiguas y pesadas cámaras de antaño. Además, la periodista condujo en Canal 9, junto a Joaquín Morales Solá, el ciclo Dos en la Noticia (1996-97). La periodista fue autora de numerosos documentales, como El día del Juicio (1999, Canal 13); El día después (2000, Canal 13 al cumplirse 15 años de la sentencia); El ojo de Dios (2001, Telefé documental filmado en Arizona en el Observatorio Vaticano); Estela (2009, Canal Encuentro y Canal 7, la historia de Estela Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo) y Secretos de Familia (2008-10, TN). A su vez, escribió durante años para los diarios La Nación , Perfil y también realizó una serie de reportajes para Página/12

Nombre asociado a la primera mañana de la radio, amenazada de muerte en reiteradas oportunidades, Magdalena Ruiz Guiñazú fue una periodista que acompañó la diaria de varias generaciones. 

fuente: PAGINA12

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