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Cristina Kirchner resaltó la fuerza y la lealtad del pueblo en su discurso en la Plaza de Mayo

Los flamantes presidente y vicepresidenta le hablaron a la multitud que se aceró a celebrar el fin del macrismo frente a la Casa Rosada.

En una Plaza de Mayo repleta de personas que se acercaron a celebrar el comienzo del nuevo gobierno, la flamante vicepresidenta Cristina Kirchner resaltó la «lealtad» del pueblo y le manifestó a su compañero de fórmula, el presidente Alberto Fernández que «cuente con el apoyo, el amor y la esperanza» de los argentinos.

Sin extenderse demasiado, Cristina Kirchner dividió su discurso en dos partes. Primero se dirigió a los argentinos que se congregaron en la plaza más representativa del país y luego a Fernández, quien la escuchó de cerca con mucha emoción. Tras el final del festival musical, la titular del Senado resaltó la importancia de la «voluntad, la humildad, la sinceridad y el coraje» con el objetivo del amor para reconstruir la Argentina tras la crisis macrista.

«Hemos moldeado con la humildad que debemos tener todos y cada uno de nosotros para saber que lo colectivo es más importante que lo individual. Los dirigentes deben entender de una vez por todas con generosidad y humildad que no todo termina en uno. Uno es más grande cuando es parte de un todo», resaltó Cristina durante su discurso, reivindicando el proceso de unificación del peronismo que permitió terminar con la experiencia neoliberal de Cambiemos.

En dirección a Alberto, le dedicó varios elogios y algunas recomendaciones: «Presidente, quiero decirle que usted ha iniciado su gobierno con muy buenos augurios. Ha decidido que a esta plaza, a la que habían enrejado como un símbolo de división entre el pueblo y el Gobierno, usted decidió que se le retiraran las rejas. Confíe siempre en su pueblo. Ellos no traicionan, son los más leales, sólo piden que los representen y los defiendan«.

Desde el escenario que habían utilizado horas antes artistas como Adriana Varela, Javier Calamaro, Iván Noble, Lito Nebbia, la presidenta del Senado comenzó su discurso con un particular guiño al preguntar cómo estaban los miles de argentinos que se acercaron hasta la Casa Rosada y rematar con un «yo también ahora estoy bien».

De inmediato recordó que su última vez frente a la Plaza de Mayo había sido el 9 de diciembre de 2015, cuando se despidió de la presidencia con una masiva movilización popular. «¿Se acuerdan aquella noche maravillosa del 9 de diciembre de 2015 cuando nos despedimos en esta plaza? Aquella noche les dije que aquellos años que habíamos compartido desde 2003 al 2015 no había habido magia, no era magia lo que habíamos vivido, era una Argentina de la solidaridad donde nos importaba lo que le pasaba al de al lado aunque estuviéramos bien», sostuvo.

Luego, hizo referencia a los «muy duros» cuatro años de gobierno de Cambiemos. «Trabajo, salario, pobreza, el hambre que tanto desvela hoy a quien es hoy nuestro presidente y que debería desvelar a todos los argentinos y argentinas bien nacidos, fueron cuatro años muy duros», apuntó sin que hiciera falta mencionar con nombre y apellido a Mauricio Macri.

En uno de los pasajes más fuertes, describió la violencia a la que fueron sometidos los dirigentes de la oposición: «Fueron también duros para quienes fueron objeto de persecución, de quienes se nos buscó que literalmente desapareciéramos como seres humanos a través de la humillación. Sin embargo, pese a todo eso hoy estamos aquí».

Tras las referencias a la acabada época macrista, el llamado a la unidad entre los dirigentes, pero también entre el pueblo y el Presidente ocupó el eje central del discurso. «Quiero decirles que estamos aquí porque no fue tampoco magia, estamos aquí porque hemos unido las voluntades. La voluntad de millones que creen que es posible vivir en un país diferente, en un país mejor”, señaló CFK.

En ese sentido, destacó que esa voluntad “fue ayudada por la memoria, que no es más ni menos que el saber de dónde venimos”, a la vez que subrayó que “ninguna sociedad que no tenga memoria difícilmente pueda llegar a algún lugar”.

“Nosotros le hemos puesto a esa voluntad política la memoria del pueblo y de la historia. Voluntad, humildad, sinceridad. Yo no soy hipócrita, no lo voy a ser nunca. Puedo equivocarme y cometer errores, pero saben que digo lo que pienso y hago lo que siento», aseguró y remarcó: “Además también, coraje. Hay que tener coraje para llevar las cosas adelante. El coraje no se prueba en el poder, se prueba en la adversidad y en el llano. Y es necesario siempre, el coraje y la lealtad”

En consonancia, cuestionó que «algunos no la entienden y piensan que es ‘seguidismo’ a un líder político”, en tanto que consideró que la lealtad entre la política y el pueblo “es a dos puntas”. “Los pueblos no son tontos, conciben la lealtad con esos dirigentes que siente que los representan y los defienden”, agregó.

La vicepresidenta precisó que todo «tiene que tener un objetivo y es el amor» hacia «el pueblo, a la Patria, a los que sufre, a los jóvenes, a quienes quiero abrazar esta tarde, esos jóvenes que nunca dejaron de acompañarme».

Acto seguido invocó a Alberto y le aconsejó que «no se preocupe por las tapas de un diario», sino por «llegar al corazón de los argentinos». «Ellos siempre van a estar con usted», aseveró.

Luego hizo referencia a la «tarea muy dura» que tendrá su amigo. En esa línea afirmó: «Le han dejado un país devastado, tierra arrasada. Sé que usted tiene la fuerza y la convicción para cambiar esta realidad tan fea que hoy están viviendo los argentinos, pero tenga fe en el pueblo, tenga fe en la historia. La historia siempre la terminan esciribiendo, más tarde o más temprano los pueblos».

«Este pueblo maravilloso, que nunca abandona a los que se juegan por él, convóquelo cada vez que se sienta sólo o los necesita. Ellos siempre van a estar acá cuando los llamen por causas justas. en nombre de todos aquellos que hoy no están porque partieron o porque, tal vez, están fuera de la Argentina, que cuente con el apoyo, el amor y la esperanza de todos nosotros que hemos depositado en usted», concluyó.

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