El «toma y daca» que hasta hace unas semanas el presidente Javier Milei consideraba una práctica corrupta, quedó habilitado a pleno luego de la derrota parlamentaria sufrida el jueves en el Senado. Inmediatamente después, el ministro del Interior, Guillermo Francos, convocó a los bloques de la oposición «dialoguista» para conversar sobre la nueva ley Bases y el pacto fiscal, indispensables para arribar al Pacto de Mayo. Los gobernadores también comenzaron a hacerse ver por la Casa Rosada, deseosos de que los intereses de sus provincias sean atendidos. Obviamente, el tratamiento al DNU en Diputados, que el Gobierno buscará dilatar todo lo posible, sobrevuela las conversaciones. Los mandatarios de la oposición «dialoguista» se muestran ahora más dispuestos a acercar posiciones, con focos de rebeldía entre los patagónicos.
El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, inició las visitas el miércoles y luego tuvo la oportunidad de hacer de vocero oficioso de la Casa Rosada al anticipar que al otro día distribuirían el nuevo proyecto de ley Bases, reducido a un tercio del original. Cornejo es uno de los líderes del grupo «malbec», radicales de línea dura que en su momento se acercaron a Patricia Bullrich y ahora se sienten inclinados a acompañar al Gobierno libertario, en fractura con la línea que plantean Martín Lousteau y Facundo Manes. Un comunicado de la UCR Nacional, que preside Lousteau, tuvo su réplica días después -luego del rechazo al DNU en la Cámara alta- por otro firmado por cinco gobernadores y los jefes de los bloques legislativos proponiendo un radicalismo presuntamente «moderno», dispuesto a darle las «herramientas» que el Gobierno necesita para su gestión.
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